martes, 6 de diciembre de 2011

Tus silencios son balas de plata.

A veces pienso que es mejor no pensar aunque crea que es imposible no pensar. Me voy a dormir, para ver si dejo de pensar y no puedo dormir por no dejar de pensar. Pero lo peor es pensar y pensar sin tener nada en lo que pensar. Ahogarme con mis propios pensamientos, que al fin y al cabo, no tienen sentido alguno. 
Pienso en lo que digo, después de decirlo, porque si lo pienso antes, no lo digo. Si pensara todo lo que digo antes de decirlo, pensarían que soy antisocial por no decir nada nunca. En lugar de eso, digo siempre lo que se me pasa por la cabeza, no parece ser tan malo, aunque algunas personas se sientan intimidadas con tanta sinceridad. Creo que ser sincera es una virtud, aunque la sinceridad tiene un límite: el respeto. 

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